<legend id="h4sia"></legend><samp id="h4sia"></samp>
<sup id="h4sia"></sup>
<mark id="h4sia"><del id="h4sia"></del></mark>

<p id="h4sia"><td id="h4sia"></td></p><track id="h4sia"></track>

<delect id="h4sia"></delect>
  • <input id="h4sia"><address id="h4sia"></address>

    <menuitem id="h4sia"></menuitem>

    1. <blockquote id="h4sia"><rt id="h4sia"></rt></blockquote>
      <wbr id="h4sia">
    2. <meter id="h4sia"></meter>

      <th id="h4sia"><center id="h4sia"><delect id="h4sia"></delect></center></th>
    3. <dl id="h4sia"></dl>
    4. <rp id="h4sia"><option id="h4sia"></option></rp>

        La zona industrial en el golfo de Siam

        Autores: Lu Jie (China), Yu Wei (China) y Phatcharee Paitoonngamta (Tailandia)

        A finales de año, la brisa fresca del hemisferio norte disipa el bochorno tropical y las estrellas en las noches de Tailandia se ven particularmente deslumbrantes. La música y la cerveza se combinan con sonoros cantos y enérgicos bailes para encender la atmósfera de los festejos de Año Nuevo, y por todas partes cuelgan pancartas que celebran “¡Feliz Año Nuevo!”.

        La fiesta de Año Nuevo es un importante evento en la fábrica donde trabaja Prasong, un muchacho tailandés. Las oficinas están adornadas con faroles y banderines de colores. Todos los empleados chinos y tailandeses preparan un pequeño regalo numerado, que será repartido en un sorteo. La fiesta no requiere una pista de baile, aunque la música es indispensable; no hacen falta exquisitos manjares, pero tiene que haber suficiente cerveza. La atmósfera alcanza varios clímax con las rifas que sirven como interludios.


        Vista aérea de la zona industrial Rayong de Tailandia y China

        Este ya es el tercer año que Prasong trabaja en el la zona industrial Rayong de Tailandia y China, pero todavía está tan emocionado como en su primer año. A Prasong le encanta trabajar en la zona industrial por su cálida atmósfera y por la plataforma de desarrollo que le ha brindado. Hasta el momento, la zona industrial ha atraído más de 3.5 mil millones de dólares estadounidenses en inversión extranjera directa para Tailandia, y ha creado más de 40.000 empleos locales.

        Del desconocimiento mutuo hasta la adaptación a las costumbres locales

        Al igual que Prasong, el chino Xu Genluo también trabaja aquí. Todavía recuerda claramente que era una madrugada de mediados de verano cuando pisó las calles húmedas de Bangkok bajo una fina llovizna, y preludió su proyecto de emprendimiento en este país extranjero. Pero el camino del empresario por estas tierras de exuberantes flores no sería para nada despejado.

        La gestión fue el primer problema. Xu y sus colegas capacitaron a los trabajadores tailandeses y les asignaron tareas de producción de acuerdo con los modelos e ideas de gestión tradicionales. Sin embargo, la gestión al estilo chino no funcionó bien con los empleados tailandeses. Al ver esto, se dirigieron confiados a la línea de ensamblaje para ellos mismos dar una demostración a los trabajadores, pero el efecto aún no era satisfactorio.

        Xu recuerda: “Nos entregamos de lleno al trabajo duro en el taller para poner en práctica lo que enseñábamos, pero los empleados tailandeses nos miraban confundidos. No sabíamos por qué nos veían así o en qué estaban pensado. Supongo que ellos tampoco entendían nuestras propias dificultades y nuestra impotencia. Todo ello nos dejó perplejos y sin saber qué hacer”.


        Vista nocturna del río Chao Phraya

        Luego descubrieron que los trabajadores tailandeses no podían entender las guías técnicas y los manuales de operación que habían traído de China, y que no podían dominar las habilidades para la operación, aunque les dieran las instrucciones personalmente. Las barreras del idioma dificultaban la comunicación. Los empleados tailandeses estaban confundidos, mientras que los empleados chinos no veían solución alguna.

        Poco después de que la fábrica entrara en operaciones, tuvo la fortuna de obtener un pedido de exportación a un cliente de Filipinas. La fecha de entrega se acercaba, pero aún quedaba mucho trabajo por hacer, por lo que la fábrica se apresuró a emitir un aviso solicitando a todos los empleados que trabajaran horas extras en las noches. Sin embargo, nadie respondió al llamado e incluso los trabajadores presentaron quejas por ello en varias ocasiones. Como resultado, Xu Genluo fue citado repetidamente por el departamento de trabajo del gobierno local para interrogarlo e instruirlo, y se le ordenó que rectificara.

        Luego de recibir continuas lecciones, Xu comenzó a reflexionar. Estudió a fondo las regulaciones y leyes locales como el Código del Trabajo y la Ley de Inversión y Comercio de Tailandia, y mejoró los métodos de gestión de sus empleados de acuerdo con las condiciones locales. Adoptó una medida de evaluación: los empleados podían irse a casa si terminaban su carga laboral diaria. Por ejemplo, el índice establecido para la línea de ensamble era que cada trabajador podía irse si completaba 600 unidades.

        Entonces los empleados se llenaron de entusiasmo y de una vez se pusieron a trabajar con diligencia. En pocos días, la hora en que regresaban a casa se adelantó de las 5:30 de la tarde a las 3 de la tarde. Luego se estipuló que los trabajadores podían ganar 1,5 veces el salario diario normal si ensamblaban 900 unidades al día. El primer día trabajaron incansablemente y terminaron las 900 unidades antes de las 8 p. m. Después de un tiempo, básicamente podían ensamblar 900 unidades a las 6 p. m. Pensando en que podían ganar 1,5 veces el salario diario en tan poco tiempo, todos se pusieron contentos.

        Operación óptima y perfeccionamiento constante

        Después de encontrar el modelo de gestión adecuado para los empleados tailandeses, Xu y sus colegas chinos se dieron cuenta de su excelente desempeño.

        Un ingeniero tailandés le dijo a Xu que los documentos técnicos traídos de China eran demasiado simples y concisos. Al leerlos, los trabajadores tailandeses adquirían solo unos pocos conocimientos superficiales y no tenían ni idea de por dónde comenzar. El ingeniero sugirió que la información técnica debía ser muy detallada: se debe describir claramente el desglose operacional de los pasos para cada procedimiento, las instrucciones para el uso de las herramientas, la configuración de partes y componentes, la ubicación de los repuestos y partes auxiliares, y los requisitos de limpieza e higiene.


        Deportistas y porristas en los juegos organizados por la zona industrial

        Como resultado, los técnicos de China y Tailandia pasaron mucho tiempo especificando, adaptando y revisando el manual de operaciones, para luego entregar una copia a cada uno de los trabajadores tailandeses. Además, se marcaron las partes físicas y sus fotos en chino, tailandés e inglés, y se colgaron en lugares de alta visibilidad de las paredes. Muchos trabajadores tailandeses se llevaron el manual de operaciones a casa para leerlo cuidadosamente y aprendérselo, y luego aplicaron al pie de la letra las instrucciones y requisitos descritos en su trabajo. Los inspectores de la línea de producción también hicieron su trabajo meticulosamente y en estricta conformidad con el manual. Rechazaron o devolvieron todas las unidades que no cumplieran con los requisitos de calidad según sus estrictos cálculos de acuerdo con los estándares.

        Siempre y cuando el manual esté escrito con suficiente detalle y claridad, el desempeño de los trabajadores tailandeses será mejor de lo imaginado. No solo los documentos técnicos se elaboraron detalladamente, sino que los tailandeses también son meticulosos en el manejo de cualquier asunto o documento por pequeño que sea. La enorme pila de gruesos e impecables documentos de la fábrica se mantiene metódicamente ordenada y bellamente arreglada.

        Fue así cómo se estableció el modelo completo de operación de la fábrica de producción estandarizada, gestión localizada y sistema institucionalizado.

        Además del duro trabajo, la fábrica organiza pequeñas competencias deportivas todos los años, que se convirtió en el gran evento anual de la fábrica. Se juegan todo tipo de deportes, como fútbol, sepak takraw, voleibol y tenis de mesa. Los competidores están tan llenos de energía y vigor como tigres y dragones, y los certámenes rebosan de alegría. Las “animadoras” lucen uniformes hechos por ellas mismas y sus rostros brillan de júbilo. Al son de la música cantan y bailan, llevando la atmósfera festiva al extremo.

        La divertida competencia deportiva, el cálido ambiente y la solemne ceremonia de premiación no solo permiten que los empleados se relajen, sino que también construyen un puente de amistad entre los empleados de los dos países.

        Construyendo la zona industrial ecológica de alta calidad

        Tailandia ha promovido vigorosamente la construcción de su Corredor Económico Oriental y ha establecido zonas económicas especiales en las provincias costeras de Chachoengsao, Chonburi y Rayong. Ha desarrollado enérgicamente el desarrollo de la infraestructura y ha implementado una serie de políticas preferenciales para la inversión, con el fin de atraer industrias de alto valor agregado. El gobierno local también ha lanzado sucesivamente proyectos ferroviarios de alta velocidad para conectar los aeropuertos Don Muang y Suvarnabhumi en Bangkok y el aeropuerto U-Tapao en la provincia de Rayong.


        El Centro de Servicios Empresariales de la zona industrial Rayong de Tailandia y China

        Con el apoyo de políticas locales, la zona industrial Rayong de Tailandia y China ha acelerado su ritmo de desarrollo y ha sacado el máximo provecho al efecto de las agrupaciones industriales, atrayendo principalmente a empresas de autopartes, maquinaria, nuevas energías, electrónicos y materiales de construcción, entre otras industrias, para establecer sus fábricas en la zona.

        Al recibir a las empresas, se tienen en cuenta estándares técnicos y medioambientales. Las compañías que ingresen a la zona deben estar la vanguardia de la tecnología de productos similares en Tailandia o en el mercado internacional, y deben garantizar un alto valor agregado. Asimismo, la zona niega la entrada a industrias manufactureras con alta contaminación, alto consumo de energía o que impliquen un difícil control de la contaminación.

        Para garantizar que se minimice el impacto en el medio ambiente local, la zona requiere que todas las empresas admitidas construyan sus fábricas en estricta conformidad con los estándares ambientales ISO14001 y aprueben la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) de Tailandia. Las aguas residuales producidas diariamente por las fábricas también deben ser tratadas y monitoreadas por una empresa independiente de tratamiento de aguas residuales.


        El mercado nocturno Rod Fai (el nuevo mercado del tren) en el área de Ratchada de Bangkok

        “Hemos rechazado muchos proyectos de alta contaminación y alto consumo de energía, aunque bastantes compañías nos hayan prometido montos de inversión altísimos”, dijo Xu Genluo, “también lo hemos dudado, pero la protección del medio ambiente es una norma de estricto cumplimiento, así que finalmente desistimos”.

        “La razón para implementar estas reglas y restricciones es que sabemos muy bien que China y Tailandia necesitan crecer juntos, por lo que debemos cumplir con las leyes locales y respetar los requisitos e intereses de desarrollo de la población local. Solo por medio de beneficios compartidos y ayuda mutua, podemos alcanzar el éxito duradero en nuestros proyectos de cooperación”.

        En 2013, la compañía Futong Group Communication Technology (Thailand) Co. construyó la mayor planta de cables ópticos de comunicación de la región ANSEA en la zona industrial Rayong de Tailandia y China. Esta clase de empresas produce poca contaminación y obtiene una alta eficiencia, además de que puede promover efectivamente el empleo local. De acuerdo con Xu Muzhong, gerente general ejecutivo de Futong Group, al ingresar a la zona, la compañía expandió su desarrollo en el extranjero, y al mismo tiempo llenó el vacío en materia de tecnología de cable óptico en Tailandia, convirtiéndose en un modelo de cooperación internacional de capacidad productiva entre China y Tailandia. Actualmente, Futong está construyendo la segunda fase de su proyecto dentro de la zona, que será el proyecto de cable de fibra óptica más grande y más profesional en la región y brindará más oportunidades para el desarrollo local.

        A noviembre de 2019, más de 130 empresas se habían establecido en la zona industrial Rayong, de las cuales más de la mitad habían ingresado en los últimos cinco años. Los empleados tailandeses en la zona representan aproximadamente el 90% del número total de empleados.

        Un gerente de la zona expuso: “Ahora, nuestra prioridad es la cooperación en la capacidad de producción. Nos esforzamos por traer a líderes de las industrias y los guiamos para que impulsen la formación de cadenas industriales, y finalmente construir aquí un ecosistema integrado de negocios, compuesto por la industria, el comercio, la atención médica, la cultura, la educación, etcétera, y así convertir a la zona industrial Rayong en un parque industrial sostenible e imperecedero”.

        Desde el comienzo de su desarrollo y construcción, la zona industrial Rayong se ha posicionado como un parque industrial local de Tailandia, integrado con la cultura local y que ha hecho de Tailandia su hogar. Hoy en día, la zona se revela como un hermoso jardín, ornado de verdes árboles, lozanas flores y praderas, que bajo el cielo azul celeste se complementan con los elegantes edificios de la fábrica. A menudo se puede ver a los trabajadores chinos y tailandeses caminando juntos por la zona. Disfrutan del bello paisaje, se enseñan mutuamente frases en tailandés y chino, imaginan juntos el futuro y esbozan los sueños comunes que albergan sus corazones.

        MÁS

        Reseña del proyecto

        La zona industrial Rayong de Tailandia y China es desarrollada por la compañía Rayong Industrial Zone Development Co., que está controlada por Holley Group (China). Está ubicada en la Ciudad Industrial de Amata, Tailandia. La zona está ubicada en la costa oriental de Tailandia, a 114 kilómetros de Bangkok y a 27 kilómetros del puerto de aguas profundas Laem Chabang. El área total planificada del parque es de 12 kilómetros cuadrados (l,5 kilómetros cuadrados en la primera fase, 2,5 kilómetros cuadrados en la segunda fase y 8 kilómetros cuadrados en la tercera fase), incluyendo las áreas industriales generales, las zonas francas, las áreas de logística y almacenamiento, y las áreas comerciales y residenciales.

        La zona ya ha completado el desarrollo de siete kilómetros cuadrados y más de 130 empresas ya se han asentado, llevando la inversión de China en Tailandia a cerca de 2.300 millones de dólares estadounidenses y a un valor industrial total de más de 5.000 millones de dólares. La zona atrae principalmente a empresas chinas de industrias como autopartes, maquinaria, nuevas energías, electrónicos y materiales de construcción para establecer sus fábricas en la zona, sacando el máximo provecho al efecto de las agrupaciones industriales y desempeñando un papel importante para las áreas locales en aspectos como el aumento del empleo, el incremento del recaudo de impuestos y la expansión de los ingresos en divisas por exportaciones.